lunes, 16 de abril de 2018

EVOLUCIÓN




Dicen que evolucionamos...

Que cambiamos siempre para mejor...

Que la ciencia y la tecnología han modelado al hombre nuevo,  haciéndolo más humano.

¿Está usted de acuerdo con esos preceptos? 

En realidad, nada ha cambiado... 

La genética humana se mantiene inmutable, imperturbable.

Seguimos con nuestros monstruos internos y las contradicciones que nos hacen seres únicos por la capacidad de hacer daño, dicha capacidad es directamente proporcional a nuestro egoísmo y maldad. 

Duras palabras, quizás...

Pero muy ciertas,  ¿o  no?

La maldad está en nuestra genética, como lo está el cáncer, sólo que en algunos se desarrolla más que en otros, y en unos pocos se mantiene inocua.

El ser humano ha tenido éxito en ocultar, enmascarar y/o disimular sus verdaderos deseos ---aunque no totalmente afortunadamente---, su inteligencia trabaja incansablemente para que parezcamos lo que no somos. 

Si realmente algo somos, es la personificación de la hipocresía, salvo contadas y dignas excepciones. 

En pleno siglo 21, nos encontramos al igual que en la época de las cavernas, acechando, entrampando y asesinando, esta vez,  para mantener y aglutinar más poder, siempre en detrimento de las grandes mayorías indefensas, haciendo gala del egoísmo y la intolerancia que siempre ha caracterizado a la mayoría los líderes a través de la historia.

La tecnología, la ciencia y ahora la evolución de las comunicaciones a través del Internet, giran en pos del poder, evolucionan para apalancarlo, a través de la fuerza bruta como siempre ha sido, sólo que en el pasado eran flechas, lanzas y catapultas, ahora son misiles,  guerra electrónica y conspiraciones mediáticas o no, capaces de derrocar gobiernos legítimamente constituidos en democracia. 

En su inmensa hipocresía, el ser humano ha creado instituciones, leyes, religiones, moralismos y conductas sociales en pos de un idealismo, en el cual ellos mismos no creen, y que en todo caso es aplicado a particularidades, pueblos y naciones, a las cuales, la "jauría" internacional sedienta de sangre y poder, decide oprimir. 

Para las naciones e instituciones poderosas, las leyes internacionales son una entelequia, un "jarrón chino", que adorna su asquerosa hipocresía, para auto engañarse diciendo que son buenos, justos, democráticos, y civilizados, cuando en realidad son todo lo contrario.

Dichas naciones e instituciones, han conseguido la forma de ganar adeptos  y defensores,  a través de la desinformación, la manipulación y la alienación que cual pandemia viaja sin ningún limite en redes sociales, y órganos de difusión masiva manejados por el mercadeo y el entretenimiento internacional, inclusive el deporte ha sido permeado por las redes de la corrupción y la manipulación mediática.

Diariamente, ocurren tragedias diseñadas y producidas con premeditación y alevosía, por quienes gracias a su poder, se creen los dueños del mundo ,y por ende, por sobre el bien y el mal.

Tragedias que son calladas por los organismos divulgativos, o mejor dicho, propagandísticos regentados por las transnacionales de la desinformación, quienes invisibilizan la verdad y cuando es muy evidente, la justifican tergiversando la realidad, satanizando a quienes en realidad son victimas.

Acabamos de observar un nuevo episodio de la conducta depredadora del ser humano con el bombardeo injustificado a la sufrida y asediada Siria. Nación que lucha sin descanso contra la barbarie del terrorismo, el cual, es apoyado,  financiado, equipado y defendido (obviamente), por el imperialismo y sus aliados.

Este triste y vergonzoso hecho, es reseñado aquí por su relevancia mediática y sus repercusiones geopolíticas  a nivel global, pero tragedias y hechos menos "mediáticos",  o de menor escala, ocurren diariamente a los ojos de todas y todos, sin que nadie se inmute, allí está la martirizada Palestina, quien arrinconada contra el mar por el sionismo, apenas sobrevive, en lo que se ha dado en llamar: "La cárcel a cielo abierto más grande del mundo"

En vastas regiones de Asia y África, ocurren impensables barbaridades, siempre relacionadas con el imperialismo y el sionismo, quienes tienen tentáculos a nivel global y cuando no hacen daño directamente, lo realizan a través de sus lacayos quienes los obedecen ciega y asquerosamente. 

Nuestra Patria Grande no escapa a dicha realidad, tenemos nuestros propios lacayos y monstruos al servicio del imperialismo (Bolsonaro, Santos, Piñera, Lenin Moreno entre otros), ellos no dudarán en sacrificar a nuestros pueblos si el imperialismo se los sugiere, ni siquiera haría falta una orden para eso. 

Como afirmé al principio, nada ha cambiado en la naturaleza humana ,y por tanto, no será con leyes  o llamados denodados a la calma y cordura del imperialismo, que cambie la realidad mundial. 

Seguimos funcionando como al principio: bajo la ley del más fuerte, por eso debemos organizarnos, apoyarnos y permanecer muy unidos en una sola intensión y dirección si deseamos que el mal no nos aplaste y  esclavice. Ellos no tienen piedad ni escrúpulos, y no dudarán en asesinarnos uno a uno si es necesario, con tal de alcanzar sus egoístas y rastreros deseos. 

El imperialismo sólo sabe de fuerza y violencia,  por tanto, sólo a eso responde, si somos fuertes y respondemos con determinación, quizás tengamos una oportunidad, sino, sólo quedará esperar nuestro turno en la larga fila al precipicio, que inexorablemente, nos tocará. 

Quien desee continuar engañado  pensando que el capitalismo y su fase superior el imperialismo, son la solución para este mundo, pues que lo haga. Pero cuando sus amos imperiales prescinden de sus servicios, y por tanto,  decidan eliminarlo como a todo lo que utilizan, no se queje.

Ojalá no sea demasiado tarde para que miren la realidad y abandonen ese mundo fantasioso Hollywoodense , donde los buenos son malos y viceversa, donde aún hay reyes y súbditos,  seres humanos de primera, segunda y tercera, o donde hay quienes se creen policías del mundo con derecho a enjuiciar y castigar.  

Recuerden, para el imperialismo al igual que el sionismo, no hay ley que valga, la mayoría de las instituciones que regentan y/o se encargan del orden mundial o los derechos humanos, están infiltradas por ellos y obedecen a sus ordenes. Solo el pueblo salva al pueblo y,  entre pueblos unidos,  todos nos salvaremos ---recordemos que somos millones---. 

No son tiempos para esperar, o reaccionamos, o desaparecemos... 

Usted tiene la última palabra...

Ojala sea para el beneficio de la humanidad... 

Les envío un abrazo solidario y revolucionario. 

¡Solo unidos venceremos!


David  C.

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