Desde tiempos inmemoriales se ha fantaseado y en no pocas ocasiones, afirmado de manera vehemente que existen fuerzas ocultas que guían los pasos de la humanidad...
En el pasado se pensaba en deidades y fórmulas mágico-religiosas que habitaban en sitios deseados o adorados como el cielo u otros lúgubres y temidos como el inframundo, se creía que desde allí organizaba y planificaba lo bueno y lo malo a ocurrir en nuestro mundo.
En la actualidad ya están desechadas las formulas mágico-religiosas que explicaban los grandes eventos y circunstancias del pasado.
Pero algo es evidente: Alguien funge de titiritero moviendo los hilos que dan vida a los títeres encargados de darle forma al día a día mundial, en ocasiones formas bellas y sublimes y en otras horrendas y dolorosas.
Pandemias provocadas o no, bien manejadas o no, guerras igualmente provocadas o no, matanzas, hambrunas, injerencismos de naciones que se creen por sobre el bien y el mal, el enorme riesgo de desaparecer como raza y arruinar la vida de los demás seres vivos que habitan nuestro planeta y todo por causas fútiles, nos apabullan.
Tristemente, nada es casual, el cambio climático y la desaparición anual de miles de especies, no lo es...
El fantasma está omnipresente...
En todos lados, al mismo tiempo, influenciando, modificando, envenenando todo lo que es humano y natural.
Es el fantasma con el que muchos jefes de estado tienen pesadillas noche tras noche y el mismo con el que otros tienen sueños húmedos noche tras noche.
Las transnacionales y multinacionales, cuyo poder omnímodo pone y quita presidentes y jefes de estado, establece matrices de opinión a favor o en contra de cierta tendencia, endiosa a personalidades y a otras las condena al "ostracismo" total, acusándolos de narcotraficantes, dictadores o violadores de los derechos humanos con razón o sin ella ese es el fantasma o los fantasmas.
En la actualidad vemos la guerra en Ucrania, los ataques diarios a Siria y Palestina, las muertes diarias de refugiados que intentan huir del horror y sucumben ahogados o por hambre en el mediterráneo.
Los genocidios están a la orden del día, aunque son invisibilizados y muchas naciones dignas y soberanas siguen con sus bienes confiscados y bajo bloqueo económico por "capricho" de naciones poderosas que se confabulan para vivir depredando a inocentes que solo desean paz y respeto.
En la actualidad hay otra pesadilla a punto de desatarse, gracias a las tenciones entre EEUU y China, ojalá la "sangre no llegue al río". ¿Es justo que se ponga en peligro la vida de millones e inclusive, la consecución de la vida tal como la conocemos en nuestro planeta por motivos fútiles?
Definitivamente, no parece de humanos lo que vivimos. Quizás el titiritero no es humano o quizás lo parezca, pero obviamente está carente de humanismo, raciocinio y si, envenenado con una sed de poder y maldad infinitas.
Definitivamente, los fantasmas del presente son más poderosos y peligrosos que los del pasado, cuyo accionar lleno, libros de fábulas e historias, aunque muchos fueron a la hoguera por dichas creencias. Ahora los fantasmas del presente tienen el poder sobre la vida y la muerte, pero a nivel global.
Pueden convertir campos, prados y zonas de cultivo y vida en cementerios con tan solo oprimir un botón...
¡Qué terrible realidad!
Pero es la que nos toca vivir y debemos afrontarla con unidad, amor y mucha temple para que los fantasmas del presente no nos sometan a los inframundos del pasado que quizás no existieron, pero que en el presente son perfectamente aplicables como los campos de concentración nazi del pasado reciente.
Esta nota no pretende neurotizar a nadie ni mucho menos diseminar temor u odio.
Solo es una reflexión para quienes piensan que la realidad es una caricatura controlable y manejable.
¡Luchemos por la paz, el amor y la verdad!
O vivimos o sucumbimos, usted decide...
David C.